Hernández Méndez, Griselda1
Hernández Méndez, Edith2
El presente texto es un ensayo que aborda como eje nodal el impacto que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) tienen en la vida de los hombres, en especial, en los estudiantes. Se parte del argumento de que si bien las tecnologías proporcionan ventajas para los alumnos, ellos no las han sabido aprovechar eficientemente, y que por el contrario afectan negativamente sus estilos de vida. Así mismo, los profesores tampoco han sabido utilizarlas en las aulas. A lo largo del ensayo se presentan argumentos que permiten reflexionar y analizar más en el tema.
Palabras clave: TIC, enseñanza, estilos y estereotipos, formación y didáctica medial.
This text is an essay about the impact that new information and communication technologies (ICT) have on the lives of men, especially students. It is based on the argument that, although technologies provide advantages for students, they have not been able to take advantage of them efficiently and, on the contrary, they negatively affect their lifestyles. In the same way, teachers have not known how to use them in the classroom either. Throughout the essay, arguments that allow a greater reflection and analysis on the subject are presented.
Keywords: ICT, teaching, styles and stereotypes, training and media education.
La incursión de las TIC en nuestra sociedad, integradas éstas por los avances tecnológicos que proporcionan la informática, las telecomunicaciones y las tecnologías audiovisuales; por supuesto que han impactado notoriamente en las formas de vida de las personas. Su incorporación se vuelve una necesidad imperiosa para el progreso económico, industrial, empresarial, científico, e incluso también para la vida cotidiana del citadino, quien cada vez más depende de la tecnología. Esa dependencia trae consigo ventajas, pues las tecnologías agilizan los procesos y ahorran tiempo y esfuerzo; pero también trasfieren consecuencias desventajosas en muchos ámbitos, que las podríamos sintetizar en la proyección de la película wall-e, en donde el mensaje gira en torno a la negación de los hombres hacia el “esfuerzo”, pues actualmente se busca lo fácil y accesible: compras en línea, “basta con oprimir un botón”, la tecnología rompe barreras de distancia, etcétera, lo cual incrementa la apatía por el hacer, por moverse, por esforzarse mental y físicamente como antaño. ¿Qué se tiene como consecuencia?, mayor obesidad y desidia mental. Sin popularizar, pues siempre hay excepciones, en las siguientes páginas vamos a analizar esas consecuencias en los alumnos en general, sin detenernos mucho en especificidades.
El objetivo del presente ensayo es reflexionar sobre el impacto que tienen las TIC en los alumnos y en su desenvolvimiento en la escuela, así como las reacciones de los maestros ante dicho impacto. Sostenemos como punto toral que si bien las tecnologías proporcionan ventajas para los alumnos, ellos no las han sabido aprovechar eficientemente, y que por el contrario afectan negativamente sus estilos de vida. Así mismo, los profesores tampoco han sabido utilizarlas en las aulas. En los siguientes párrafos intentamos sustentar esos argumentos.
Estadísticamente se sabe que la población que mayormente usa las TIC se encuentra entre los 12 y los 24 años de edad (INEGI, 2012), además de que son las generaciones que en promedio consumen más bienes simbólicos producidos (Tenti y Tedesco, 2006). Nos referimos a aquellos chicos que no trabajan y que cuentan con tecnología. Así, los porcentajes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía reportan que, del 2001 al 2011, las cifras sobre disponibilidad de televisión de paga, computadora, internet y televisión, se han elevado considerablemente (INEGI, 2012).
Son esos jóvenes en edad escolar quienes están a la vanguardia de la tecnología, ya que generacionalmente la accesibilidad ha sido más posible que para las generaciones de antaño, quienes con temor se acercaban a tocarlas esperando no apretar botones o teclas incorrectas que conllevaran a un desastre. Eso no ocurre con los jóvenes de hoy, al menos no hay temor, pues las soluciones existen y múltiples salidas. Según la UNESCO, los jóvenes estudiantes están llamados a desempeñar un papel fundamental en la sociedad, ya que están adentrados en el avance de las nuevas tecnologías y contribuyen a insertar la práctica de éstas en la vida diaria (UNESCO, 2005). Son ellos los que programan las televisiones, la lap top, la Internet, los celulares…pocos adultos lo hacen, pues la mayoría recurre al joven para quien esas tareas son fáciles.
Los jóvenes están invadidos por las nuevas tecnologías, al grado de que no podrían oprimir botones del teclado viejo de la máquina mecánica o girar el disco del teléfono antiguo. Para ellos es inverosímil la inexistencia de las nuevas tecnologías, pues éstas hacen todo más fácil. Esa facilidad es la que como educadores debería preocuparnos y no sólo alegrarnos. Si bien, las TIC tienen muchas ventajas, también afectan la vida de los estudiantes.
Las ventajas son incuestionables, las TIC son medios que favorecen el desarrollo, ya decíamos, en lo económico, científico, empresarial, industrial, etc. En la salud por ejemplo, son de gran beneficio, puesto que debido a ellas se han incrementado los conocimientos y las posibilidades de detectar, abatir y prevenir enfermedades.
Su inserción ha sido posible por las mismas circunstancias socio-históricas: el extraordinario cúmulo de conocimientos, la exigencia por la calidad del trabajo, el uso intenso del capital, el carácter altamente especializado de las actividades tecnológicas, y por la intensa utilización de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de las sociedades (Hernández y Hernández, 2011, p. 202)
Nuestro mundo globalizado e influido por lo externo, nos lleva a incorporarlas en todos los ámbitos, incluyendo necesariamente en el educativo. Señalan Hernández y Hernández (2011, p. 204) “Nos guste o no, necesitamos saber utilizar estos medios tecnológicos por la rapidez con la que transita la información, los modos de vida citadinos (compras vía Internet, comunicación rápida e interactiva…), los requerimientos en nuestra área laboral en la que las computadoras conectadas a Internet son requisito, e incluso por simple ocio (los videojuegos, multimedia, enciclopedias digitales…)”.
Los chicos las usan y parecen contentos con éstas. Los entretienen, les divierten, los llevan a otros mundos, otras dimensiones reales y hasta irreales. Las TIC permiten que se viaje de un país a otro por la virtualidad, o conectarse con otras personas que habitan del otro lado de la tierra. Las TIC acortan distancias y minimizan las inequidades si son bien empleadas. Aparte de que reducen el esfuerzo y el tiempo.
Las ventajas son vastas sin duda, pero ahora veamos la otra cara de la moneda. Las TIC no son por sí solas malas, son los hombres y sus usos quienes las vuelven negativas y hasta nocivas cuando se enajenan y llegan a invertir mucho tiempo en ellas olvidando tareas y deberes e incluso llegando a abandonarse como humanos integrales a una sociedad. Cada vez más se advierten grupos de jóvenes que prefieren no salir de sus hogares para estar en su computadora, algunos hasta son llamados trolles de Internet porque invierten tiempo haciendo bromas e ironías bien armadas a los usuarios elegidos que caen en su juego. Mucho tenemos que decir al respecto, sin embargo nos centraremos en los estudiantes típicos, porque aparentemente no les afecta el uso de las TIC, están inscritos en la escuela y van promoviendo los niveles escolares.
Como se mencionó, los chicos de 12 a 24 años de edad, son los que en promedio consumen más bienes simbólicos producidos (Tenti y Tedesco, 2006). Ello significa que están fuertemente influenciados por lo que ven y escuchan, sobretodo en la televisión, cinematografía y en las redes sociales, puesto que las TIC tienen una capacidad transformadora en una doble vertiente: como instrumento de construcción de la realidad, y como creadora de imágenes y modelos del hombre y la sociedad (García & Muñoz, 2003). Consciente o inconscientemente los chicos aprehenden estereotipos de vida. Con relación a eso, argumentan Hernández y Hernández (2011) que no todas las personas son capaces de percibir el fuerte impacto ideológico de los "mass media” o medios tecnológicos, prensa, radio, televisión e Internet, ya que con velocidad impresionante los mensajes llegan a todos los espectadores del mundo, quienes absorben la cantidad de mensajes que generalmente transmiten los grandes capitalistas: estereotipos de belleza, confort, felicidad, modas, etcétera.
En ese sentido, la felicidad es construida falsamente por intereses capitalistas, y se centra en el poderío económico, “se es feliz si se tiene dinero”, “el dinero todo lo puede”. Las mismas autoras refieren a Mclaren, para quien vivimos en el vientre de la bestia capitalista que nos orilla a pensar que existimos por y para consumir, de allí su coherente lema: “Consumo, luego existo”. Lo adverso es que todo se consume, ropas, viajes, maquillajes e incluso la belleza.
La vulnerabilidad de los jóvenes, en especial de los adolescentes, los hace presa fácil de esos mensajes, quienes tienden a imitar modelos que no siempre corresponden a su nivel económico o cultural. Así, se tiene adolescentes que avergonzados de sus rasgos indígenas, color de piel y cabello, y de su nivel económico, recurren a disfrazarlos.
Por cultura se entiende a todo aquello que las personas hemos sido capaces de crear y que no estaba en la estructura misma de la naturaleza, incluye: formas de comportamiento, ideas, valores, lenguajes… Aunque los elementos culturales constituyen un constructo social, las brechas generacionales han hecho que varíen. Muchos adultos no comprenden la cultura de las nuevas generaciones, resultado de la influencia de los medios tecnológicos: la precocidad sexual del adolescente en contraste con su inmadurez emocional para enfrentar los problemas; la sensación de sentirse inferior a los demás si no utilizan lo más sofisticado del mercado; la homogenización al imitar a los demás… (Hernández y Hernández, 2011, p.215).
La cita abrevia nuestro punto toral, los estudiantes viven influenciados por los mensajes de las TIC, ya enajenados, con complejos, inseguros o lanzados a experimentar la precocidad de sus instintos sin detenerse a pensar en las consecuencias. Hay excepciones, por fortuna; no obstante son muchos los chicos que caen en el juego de la ideologización de los medios y los adultos no estamos conscientes de esa realidad. Por un lado los papás que dedican horas al trabajo y no están atentos en lo que ven sus hijos; por otro, los maestros que a diario reciben sus estudiantes a las aulas y desconocen o evaden esa realidad.
A continuación, nos concentraremos en el impacto de las TIC en el aula y las acciones de los profesores.
Las TIC como vimos, influyen en los estudiantes de muchas forma, una muy notoria es el tiempo que dedican en su empleo; según López en su tesis doctoral La Influencia de las TIC en el Desenvolvimiento escolar (tesis en proceso) encuentra que los jóvenes llegan a invertir cuatro horas diarias o más, en la computadora o en el celular, y no precisamente usándolos como herramientas para hacer tareas, sino para ver películas o interactuar en las redes sociales “chismear”. Eso por supuesto reduce el tiempo que tienen para alimentarse, asearse, pasear y, obviamente, para estudiar. De esa manera, al aula llegan estudiantes sin haber leído o realizado las tareas, o algunos desvelados por haber cumplido. Desvelo que traerá secuelas en la concentración. La clase se hace aburrida para esos chicos, quienes invadidos por el colorido de los mass medias, les resulta parca y sin chiste la clase de un profesor, en especial si es verbalista. ¿Qué hacen los profesores ante esa situación?
Muchos profesores deciden ignorar el gran impacto que las TIC traen consigo en sus alumnos. Es más, con enojo les prohíben usarlas en las clases. Para ellos, las TIC son culpables de que los alumnos no lean, no escriban, se distraigan e incumplan con sus deberes y, adicionalmente sean imitaciones de estilos de muchachos gringos o franceses o simplemente actúen irreflexivamente. Se supone que esos jóvenes son el futuro, los adultos del mañana; lo cual, argumentan Hernández y Hernández (2001, p. 216) “es preocupante para un planeta en donde lo que se necesita es de espíritus críticos que frenen el deterioro, el derroche, la incomunicación interpersonal, la banalidad existencial de la humanidad, y más”.
Hay mucho de cierto en las concepciones de los profesores, los jóvenes movidos por estereotipos son acríticos de lo que pasa, pero no todos son iguales y, además, los adultos no hemos tomado con seriedad nuestro papel acompañándolos en su inserción a los medios, los hemos dejado experimentar solos.
El maestro demarca su distancia con los jóvenes, como si se tratara de “ellos y nosotros, su mundo y el nuestro”, en lugar de tratar de construir con ellos otros significados de la vida, de acompañarlos en sus nuevas vivencias personales, de leer con ellos los mensajes de los medios… (Hernández y Hernández, 2011, p. 218).
Aunque esa tarea no es competencia exclusiva del maestro, desde el aula se pueden generar muchos cambios que implican no solamente llevar instrumentalmente las TIC a las clases, sino también emplearlas para generar transformaciones en los espíritus estudiantiles, en las concepciones y modos de vida. No obstante, existe negatividad por parte de muchos maestros quienes continúan evitándolas.
Dicha evitación se debe a que muchos de los profesores no saben cómo implementarlas ni siquiera en lo instrumental-técnico, o su incorporación se vuelve bastante limitada (véase Cigalés, Mominó, 2008), como la simple proyección con cañón del mismo contenido que se escribía en la pizarra, o utilización de libros pero ahora digitales…De allí que sea más fácil pedirle, incluso exigirle a los alumnos, que no usen ningún dispositivo tecnológico dentro del aula o lo sugieran únicamente como herramienta para buscar información, pero como tarea en casa.
No obstante, la renuencia de los profesores hacia lo tecnológico no es un asunto de ellos nada más. El sistema educativo tarda mucho en incorporar las innovaciones sociales y no dispone de una cultura de formación docente eficiente en didáctica de los medios.
Lo protervo es que actualmente los maestros reacios a la innovación tecnológica se enfrentan a la desidia de los alumnos hacia sus formas tradicionales de enseñar; a los ardides de éstos por la facilidad para realizar plagio de la información, y al enjuiciamiento de sus conocimientos por cualquier alumno que acceda a Internet (Hernández y Hernández, 2011).
Los profesores de hoy “pelan” contra ese mundo saturado de sonido y colorido de las TIC, que en últimas resultan más atractivas que las clases sin color y de voz estacionaria de los profesores, que a veces cansados olvidan subir y modular el volumen de su voz, relegan sonreír o mostrar emoción por su tarea.
Ante ese escenario, resulta apremiante la introducción de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación a las aulas escolares; no obstante, la simple inserción de éstas no significa innovación, mucho menos una mejora de la enseñanza y del aprendizaje. Quizá suceda un cambio, en el entendido que significa reemplazar una cosa por la otra (verbigracia, sustituir el pizarrón convencional por un pizarrón digital). La innovación es un proceso planeado, sistematizado, cuyo fin es transformar o convertir algo en nuevo, pero no siempre trae consigo mejoras (Hernández, en Landgrave et al, 2009).
La innovación implica, conocer sobre TIC, planear curricularmente su implementación y trasformar esquemas de enseñanza tradicionalistas para incidir en las actitudes de los estudiantes y no únicamente en la dimensión cognoscitivista.
Sostienen Hernández y Hernández (2011), hay maestros que muestran optimismo y tratan de incorporar las TIC a las aulas; no siempre con el éxito esperado porque no han aprendido a hacer buen uso de éstas. Por ejemplo, muchos creen que entregándole a los alumnos la antología o algún libro en CD ROM ya están añadiendo con suficiencia las TIC a sus clases; otros utilizan presentaciones en power point o páginas de Internet, pero en ocasiones ocurre que al ser tantas las diapositivas o páginas, hacen que el alumno pierda la atención. A ello hay que agregarle la manera en que realizan sus presentaciones, la carencia de planeación, sistematización, y más. A parte de la sobreabundancia de información y la incompetencia para seleccionarla, los alumnos entregan trabajos de corte y pega de muchos fragmentos sueltos de diversos textos, lo cual imposibilita que los maestros noten el plagio (pocos saben de la existencia de programas antiplagios).
Como se observa el problema va en dos direcciones, en el uso técnico de los medios y en su utilidad para resarcir conductas enajenantes, alienantes e irreflexivas de los estudiantes. El papel de los docentes, es sin duda de gran reto.
Los alumnos transitan por la escuela caminando con sus medios tecnológicos, ya un celular, grabadora, audífonos o lap top. A veces ocultos en sus bolsos o mochilas pues paradójicamente las escuelas se niegan a reconocer su valía en las clases. Casi siempre por desconocimiento como vimos, los maestros prefieren evadir su uso, sobre todo tratándose de niños de nivel básico. Sosamente se cree que los niños no son responsables del cuidado de sus medios tecnológicos, pero eso es una simple falacia. Se cuida lo que se quiere y las TIC son muy apreciadas.
Niños y jóvenes caminan hacia la escuela con o sin sus medios tecnológicos, pero llevando adheridas las influencias de estos en ellos. Los juegos interactivos, los chats, multimedia, la Internet, la televisión, etcétera, los forman, entretienen, divierten, los distraen, enajenan, ideologizan…
Por todo ello, es hora de transbordar verdaderos cambios en las escuelas, evadir el impacto de las TIC es un error, así como simular su incorporación áulica. Se requiere de adecuadas instalaciones y equipos, maestros bien formados en didáctica medial, que implica no solo saber usar una computadora, sino formarse también en didáctica crítica, Es el momento de que los profesores se adentren en el mundo de los estudiantes. Su cultura, simbología, códigos lingüísticos, modos de comportamiento, son elementos que vale la pena conocer para constituirse en conectores entre sus vivencias y experiencia con lo que acontece en la realidad social, cultural, económica, política… Los profesores deben hacer lo posible para aminorar la superficialidad, egoísmo e irresponsabilidad de los alumnos, no criticándolos, sino más bien siendo empáticos con ellos. Actitud más competencia y formación docentes son indispensables para ese propósito.
La Didáctica medial es una opción de formación. El profesor, además de requerir “alfabetización digital”, debe estar actualizado y formado para conocer, dominar, integrar y cuestionar los instrumentos tecnológicos y los nuevos elementos culturales de su práctica docente. Lamentablemente en México, las instituciones carecen de planteamientos didácticos que induzcan, sensibilicen, muestren prácticamente cómo integrar las TIC en la enseñanza, técno-críticamente. El reto es enorme, pero hay que ir abriendo caminos.
*Caminito de la escuela, en honor a Gavilondo Soler “Cric Cric”
1Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales de la Universidad Veracruzana; grihernandez@uv.mx
2Profesora-investigadora de la Universidad de Quintana Roo; edith@uqroo.mx