La aventura de investigar es una tarea que se aprende en la universidad.


Dorantes Carrión, Jeysira Jacqueline*


Resumen - El presente artículo nos invita a reflexionar sobre las tareas de investigación que se desarrollan en instituciones de educación superior (IES) en México, para formar a los futuros profesionistas en el campo científico. Los estudiantes universitarios se suman a la aventura en relación con la tesis y el proceso de titulación. Esto les genera nuevos saberes y aprendizajes científicos, también les provoca vivir apasionadamente un mundo intelectual donde surgen ideas y nuevas pistas para descubrir lo que depara el futuro.

Palabras claves – Investigar; Aventura; Ciencia; Jóvenes universitarios; Futuro;

Abstract – This article is an invitation to reflect on researching practices developed in mexican higher education institutions (IES) which aim to train future professionals in scientific field. Students at college who venture into researching do so in relation to the elaboration of their thesis and certification process. It does not simply generate new knowledge and learnings but encourage them to live keenly into an intellectual environment where ideas and new clues emerge to discover what the future holds.

Keywords – Do research; Adventure; Science; Students at college; Future;

Introducción

El presente artículo nos invita a reflexionar sobre los quehaceres de la investigación que desarrollan las instituciones de educación superior (IES) de México, para formar los futuros profesionistas en el campo científico.

Es un desafío y una aventura enriquecedora para quienes buscan analizar, conocer y comprender las diversas problemáticas que se presentan en nuestro entorno social, educativo, político y económico; conlleva variadas estrategias para poder producir conocimientos científicos en el campo de las ciencias sociales y las humanidades donde se logra “analizar y evaluar distintas estratégias didáctivas que han sido diseñadas y aplicadas para generar efectivamente conocimintos científicos en esos ámbitos del saber” (Sánchez-Puentes, 2010, p. 7). La investigación es un proceso complejo, en donde se plantean preguntas de investigación (Briones, 2002, p. 52) a las cuales se trata de dar una respuesta objetiva (Rojas, 2013).

El investigador indaga, consulta información, busca datos, pregunta, se acerca al objeto de estudio seleccionado, trata de encontrar respuestas ante la incertidumbre y las necesidades del momento; da cuenta de lo que acontece, lo ordena, clasifica, lo registra bajo códigos que le permitan tener un control de su información. Sigue procedimientos cuidadosos con el apoyo de métodos que le permitan analizar la información y, posteriormente, reportarla. Por lo general, el investigador centra su atención en acontecimientos, fenómenos o situaciones a su alrededor, los cuales impactan a nuestras vidas cotidianas (Heller, 1977) y que, en muchas ocasiones, son emergentes de estudiar.

El investigador se apoya en teorías, metodologías e instrumentos de investigación. Su selección depende de los fines del estudio y de su marco conceptual. La elección de métodos para la recolección de datos es un proceso en el que se consideran las alternativas disponibles para acercarse al objeto de estudio (Goetz y Lecompte, 1988, p. 125).

En investigaciones de cohorte cualitativo, la entrevista, la observación, el grupo focal, la prensa, el cuaderno cuestionario-preguntas de abiertas, los dibujos, los soportes gráficos, las cartas asociativas, la asociación de palabras, la asociación libre y las tablas inductoras (Abric, 2001, p. 53-74) resultan indispensables para recoger información; la cual es procesada y analizada cuando se abordan investigaciones cualitativas (Taylor y Bogdan, 2006).

Por su parte, en investigaciones de cohorte cuantitativas Namakforoosh 2013, Sánchez y Hoyos, 2008; Sánchez, 2013), los cuestionarios o encuestas de opinión figuran y se apoyan en herramientas estadísticas (Combessie, 2005, p. 8) para lograr medir con precisión los datos. En la investigación es importante manejar la exactitud de los datos absolutos y relativos, esto les otorga validez, mérito y valía. Los métodos poseen un potencial exploratorio ajustado al descubrimiento y a la recolección de información, se apegan a procedimientos de control, sobre todo en la fase del tratamiento de datos (Combessie, 2005, p. 17), pues son los que sustentan la investigación y deben ser reportados como uno de los principales hallazgos.

Desarrollo

Actualmente, los softwares apoyan al manejo de la información en las variadas investigaciones empleadas en las ciencias sociales: T-Lab, Atlas.Ti, Iramuteq, Turnitin, Dyana, Stata, SPSS, R, Alceste, Prospero, entre otros. Algunos son de libre acceso y otros requieren la compra de una licencia. Con ellos se pueden efectuar diversos análisis (univariado, bivariado o multivariado), cruzando variables como sexo, edad, profesión, estado civil, región, área de conocimiento, etc. Con algunos indicadores seleccionados también es posible realizar el diseño de conglomerados, clústeres, grupos, índices o, bien, gráficas y tablas con datos referentes a sus frecuencias y porcentajes más significativos. La información que arrojan dichos softwares permite analizar e interpretar la realidad de forma más sencilla y en el menor tiempo posible.

Cada campo científico tiene diferente manera de analizar los datos, según el objeto del estudio y los intereses particulares del investigador (Sánchez-Puentes, 2010), pero responde a la problemática planteada del fenómeno en estudio. Se apega a una teoría, a un marco teórico y conceptual, que lo orienta a proceder de una manera específica y, con ello, comprobar las hipótesis que fueron planteadas al inicio del estudio.

En sociología, según Durkheim (1985), las representaciones sociales son “prenociones” de la realidad en (Combessie, 2005, p. 16); para Moscovici (1979), en psicología social, la realidad se vincula con los conocimientos del sentido común que un grupo de individuos, de un contexto social específico, piensa sobre algo o alguien. Por su parte, Weber (1971) busca la “relación con valores”; Marx (1939), en (Combessie, 2005, p. 16), “ideologías dominantes”; Kuhn (1978), los paradigmas que estructuran las problematizaciones científicas, se trata de “descubrir algo nuevo”; Durkheim (1993) reflexiona sobre la sociedad y su “existencia exclusiva en la mente de los individuos” (p. 8); Weber (1971), plantea la importancia de “basarse en pruebas”; bajo un “esquema general de investigación que procede de una fase inicial más exploratoria hasta llegar a una etapa de verificación” (Combessie, 2005, p. 16). En todos los casos anteriores se plantean procedimientos, métodos y pasos a seguir para conocer y comprender la realidad; para dar cuenta del fenómeno, comprobar hipótesis y dar respuesta a planteamientos expuestos como algo primordial o emergente de estudiar. Recordemos que el individuo en la sociedad está en un proceso de constante cambio, por lo tanto, esas variaciones deben de registrarse, medirse, probarse y comprobarse, de tal manera que se logre una contribución a la ciencia a través de nuevos conocimientos.

El oficio del investigador no tiene una manera única y universal de llevarse a cabo, se emplean métodos distintos para generar conocimiento (Sánchez-Puentes, 2010); estos son una estrategia de investigación (Combessie, 2005, p. 14). No existen métodos ni conocimientos únicos. Ricardo Sánchez Puentes (2010) plantea que se requiere de una “imaginación creadora” o, bien, de una imaginación sociológica para generar métodos relevantes, conocimientos de suma importancia para la sociedad y tener acceso al “saber científico”.

Podemos decir que investigar es un saber práctico y artesanal, que también se aprende haciendo, imitando, viendo y repitiendo una y otra vez complejas y delicadas labores de generación de conocimientos; se enseña corrigiendo (Sánchez-Puentes, 2010). La investigación es un oficio que emplea reglas y normas, procedimientos distintos, muchas veces opuestos a los vigentes. Es un saber práctico, teórico y metodológico que se enseña en la universidad por medio de numerosos profesores e investigadores de las distintas disciplinas, áreas de conocimiento y contextos diferentes. En la Universidad Veracruzana (UV) se enseña la interesante aventura de investigar a los y las estudiantes, en cada una de sus aulas, en los laboratorios y en el campo.

La investigación, además, se apoya en definiciones y conceptos, sigue procesos serios, confiables, que puedan ser comprobados una y otra vez hasta generar un conocimiento al que denominamos “científico”. La UV cumple un papel protagónico en pro de la ciencia y en la generación del conocimiento; los programas de licenciatura escolarizado y del sistema de enseñanza abierta (SEA), incluyendo los adscritos a la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI) y los de posgrado, también participan en esta tarea.

En la universidad, en cada disciplina, se trata de enseñar a los estudiantes a investigar bajo discusiones teóricas y epistemológicas con el objetivo de contribuir a la ciencia (Sánchez-Puentes, 2010). Es tarea del profesor enseñar a reflexionar en lo que se tiene que hacer, bajo qué pasos, aplicando qué procedimientos, cómo hacerlo y por qué hacerlo en un momento específico. El profesor orienta al estudiante a que conozca los pasos de la investigación y le enseña a hacerlo bien, a dar coherencia conceptual y a verificar la consistencia práctica al proceso; le recomienda registrar cada paso y utilizar un lenguaje científico (exacto y preciso), determinado por reglas de sintaxis y semántica (no con el lenguaje cotidiano, coloquial o estándar con el que hablamos con los amigos en los pasillos universitarios). Con esto se busca hacer planteamientos claros, y otorgar una relevancia a la investigación en los distintos sectores: social, humanístico, educativo, político y público (Sánchez-Puentes, 2010). La investigación es un proceso libre y creativo, es un trabajo personal, es una creación hecha a mano, es original y deriva de los acontecimientos de la vida cotidiana (Heller, 1995), pero también del seguimiento de trabajos de otros investigadores que polemizan temáticas de interés.

Cada quien problematiza a su manera y tiene sus propios atajos y métodos para construir observables. La investigación conlleva un trabajo cuidadoso, vigilado y supervisado por uno mismo en cada etapa, en cada paso, que conduce a descubrir la verdad o generar conocimientos nuevos (Sánchez-Puentes, 2010). Por ejemplo, para las historias de vida, que también buscan la comprensión, su instrumento principal es la “entrevista profunda” para captar el significado de una biografía inmersa en un escenario social e histórico particular. En lo que respecta a las variantes de investigación cualitativa (investigación acción, etnografía o historias de vida), la manera de exponer los resultados es distinta, porque los objetivos específicos, la teoría de apoyo, los conceptos, las técnicas para obtener información y la exposición de los resultados son también disímiles (Piña, 1998, p. 43).

Desde la mirada de Inclán (1992), los enfoques etnográficos que se hacen a los escenarios de educación, en sus distintos niveles, tienen antecedentes en la antropología, la etnografía y la sociología, pues se busca indagar en los significados de las situaciones cotidianas presentadas en las escuelas; por lo tanto, se hace énfasis en el estudio de lo micro, en el análisis y en la recuperación del sujeto (Sánchez-Puentes, 2010).

En la etnografía, para acercarse a la realidad empírica, los investigadores delimitan el universo de estudio, realizan observaciones por periodos prolongados, mismos que describen de forma completa y detallada, efectuando entrevistas estructuradas y no estructuradas simultáneamente. También emplean la observación directa como el medio privilegiado (Piña, 1998, p. 43) para describir y dar cuenta de la realidad. Esta observación permite narrar con detalle algunas características esenciales del fenómeno u objeto de estudio (Sabino, 1992), aquí es donde el investigador se adentra y se familiariza con las prácticas sociales que allí se recrean. A la par que inicia el análisis de los acontecimientos relevantes para su trabajo, va construyendo categorías analíticas. El investigador “documenta lo no documentado” y proporciona información sobre el contexto seleccionado (Piña, 1998, p. 44), el cual es sobresaliente, pero también es muy particular de un todo.

Muchos investigadores escogen a la etnografía, precisamente, por esa perspectiva holística e interpretativa que orienta el trabajo de campo y de la clase de descripción resultante, sin tener que aferrarse a una teoría o procedimiento analítico en particular (Paradise, 1994, p.78). No basta con describir lo que se observa, sino interpretar el significado simbólico de las acciones construidas en un grupo, acciones que tienen una carga cultural por formar parte de los significados venerados por sus actores (Piña, 1998, p. 48), y que son necesarios extraer para dar a conocer.

En la aventura de investigar, el investigador se apoya en un conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas vinculadas a los saberes prácticos, como observar, leer, ver, registrar todo lo que percibe, emplear rigor a los pasos que da, manifestar un hábito o habitus incorporado, a partir de los modos prácticos que se constituyen “como sistema de estructuras cognitivas y motivacionales en un mundo de fines ya realizados, modos de empleo o caminos a seguir, y de objetos dotados de un carácter teleológico permanente” (Bourdieu, 1991, p. 93), traduciéndolo en una completa disposición al trabajo de investigación como algo serio. En esta tarea de investigar, la experiencia y las horas de concentración también juegan un papel primordial, ya que resulta ser un trabajo silencioso, laborioso y aislado en el que se está muchas veces solo (Piña, 1998), reflexionando, madurando lo que se plantea.

Para Piña (1998), los académicos e investigadores son los jugadores de un partido que llegan a tener mejores posiciones dentro del campo, es decir, son quienes obtienen legitimidad académica. Estos actores son los más prestigiados debido a su trabajo constante, continuo y permanente, también gracias a lo profundo de sus investigaciones y a la escuela que van creando. Los grupos de investigación también tienen posturas y juegan posiciones importantes en la cancha del juego: los “conservadores”, como los químicos o matemáticos, buscan criterios de validez científica; los “críticos radicales”, como los sociólogos o filósofos, estudian lo social para incidir en el cambio (Piña, 1998, p. 49). Sin embargo, cada investigador forma parte de una tradición y no puede desprenderse de ella (Piña, 1998, p. 50). En lo que coinciden todos es en la búsqueda de la verdad y la ciencia.

Por otro lado, en lo que concierne a su forma, sabemos que los trabajos de investigación son complejos, sin importar si es etnográfica, cualitativa o cuantitativa, estadística, histórica o de cualquier otra variante. Por esta razón, el investigador debe de mantener una distancia relativa con el acontecimiento estudiado, y no debe involucrarse afectiva o políticamente con este; su mirada debe ser distante, debe poseer capacidad para escudriñar en los detalles minúsculos, su descripción debe ser densa (Geertz, 1991), y en su interpretación debe haber un sentido (Weber, 1971), lo cual dependerá de su experiencia. Por eso, un mismo acontecimiento puede tener diferentes tratamientos teóricos, metodológicos, expositivos y llegar a descripciones o interpretaciones distintas (Piña, 1998, p. 51), pues cada investigador tiene una distinta mirada.

Cuando pienso en los estudiantes universitarios, ellos también se acercan a las aventuras y a las tareas propias de la investigación, y en su formación requieren un conjunto de saberes teóricos, prácticos y metodológicos, de habilidades y destrezas, de valores y de convicciones, actitudes y disposiciones que desarrollarán a través del tiempo, como el interés, la creatividad y el entusiasmo por descubrir cosas nuevas. En las diversas universidades del país y del mundo, la aventura de la investigación en la que se ven inmersos la mayoría de los estudiantes se asocia a la elaboración de una tesis, al proyecto de investigación o al proyecto de intervención que efectúan con fines de titulación de un programa educativo en un determinado tiempo.

En la elaboración de la tesis, los maestros universitarios enseñan a sus estudiantes a:

problematizar y a plantear lo que se quiere averiguar, buscar antecedentes históricos, justificar los motivos que orientan a abordar un objeto de estudio; describir el tipo de investigación que llevará a cabo (cualitativa, cuantitativa); definir objetivos e hipótesis; contextualizar, ofrecer un marco de referencia; hacer un planteamiento teórico, desde la perspectiva de los expertos que hablan del tema y del problema; definir conceptos clave; fundamentar teóricamente los principios explicativos ante el problema; diseñar una propuesta metodológica; dar cuenta de los métodos técnicas y procedimientos a seguir; presentar las dimensiones, variables e indicadores; describir la población y la muestra; otorgar exigencia al método; aplicar los instrumentos de investigación; efectuar el trabajo de campo, recoger datos con objetividad y neutralidad, ser cuidadoso y registrar lo obtenido, analizar los datos, ver los niveles de análisis cruzar la información, mostrar los hallazgos, presentar resultados, consultar una bibliografía, y anexar evidencias de la investigación: tablas, gráficas, fotos, etcétera (Sánchez-Puentes, 2010, p. 130-166).

Todas estas tareas son complejas pero satisfactorias. Cualquier tema u objeto de estudio que se desarrolle es un desafío y una aventura; inevitablemente es una tarea que se aprende en la universidad, la cual genera nuevos saberes, aprendizajes y experiencias científicas. La investigación no es resultado de dos o tres seminarios de investigación o cursos de metodología, requiere de una preparación más prolongada y de un compromiso del investigador en formación. Esta formación no termina con la entrega de un trabajo final para cubrir una experiencia educativa y cubrir los créditos de una estructura curricular. Es un trayecto formativo por el que se trasciende en la universidad, y requiere cuidado y compromiso; es el cultivo de una labor que demanda dedicación, tiempo y constancia, incluso, vigilancia de cada tarea realizada. “Provoca vivir apasionadamente para una causa, porque se trata de una actividad intelectual que demanda permanencia. Implica observar, escuchar, preguntar, relacionar acontecimientos, unir indicios” (Piña, 1998, p. 54).

Para el investigador, hacer investigación es un reto. No es fácil alcanzar metas, pues al diseñar sus instrumentos de investigación debe ponerlos a prueba, pilotearlos, validarlos, perfeccionarlos y aplicarlos con la intención de capturar la verdad; en el camino pueden pasar muchas cosas que debe registrar, que dan cuenta de una realidad que solo acontece en un contexto social y en una época determinada, en donde un particular grupo social vive y experimenta (los artistas, los artesanos, los profesionistas, las amas de casa, los empleados, los obreros, los campesinos, los intelectuales, los académicos, los funcionarios, los estudiantes, etcétera) la vida cotidiana.

El investigador capta la realidad, la analiza y plantea sus descubrimientos puntuales que tratan sobre un problema determinado, da respuesta a su pregunta de investigación y descubre la realidad para después trabajar con los hallazgos. La intención es poder tomar decisiones pertinentes y atinadas, y no ocurrencias que puedan ser procedentes del sentido común o de inferencias, que lo llevarían a equivocarse, sin dar solución a algo.

Trabajar con jóvenes universitarios trae ideas innovadoras. Sus planteamientos y sus visiones proporcionan pistas a los investigadores para descubrir cosas nuevas. Los jóvenes logran articular su experiencia y vida cotidiana a acontecimientos de la sociedad. De allí surgen nuevos temas, miradas y escenarios en la investigación. El trabajo de investigación al lado de estudiantes, realizado en asignaturas como: “métodos y técnicas de investigación”, “diseños de estudios cualitativos o cuantitativos” “metodología de la investigación cuantitativa”, “metodología de la investigación cuantitativa”, “proyectos de investigación”, “proyectos de intervención”, etc; ha llevado a orientarlos en el desarrollo de objetos de estudio muchas veces fascinantes, intrépidos o arriesgados, que vale la pena abordar siempre y cuando existan métodos, procedimientos y una teoría que los sustenten. Las miradas juveniles han sensibilizado el abordaje de temas, como el estilo de vida activo y saludable; el MEIF desde el punto de vista del estudiante; los usuarios del banco; la gestión cultural; la cultura política; percepciones de los académicos ante el Plan Maestro de Sustentabilidad en la UV; usuarios y el servicio de agua potable; el circo sin animales; la salud materno infantil; el voto en jóvenes abstencionistas; los espacios recreacionales nocturnos (bares, antros y karaokes) para jóvenes; el dibujo, los niños y sus cosmovisiones en las zonas arqueológicas; los motivos que orientan a los estudiantes a ingresar a programas de posgrado con reconocimiento PNPC-Conacyt, etc. Ante esta gran gama de proyectos, cada objeto de estudio posiciona al universitario en un lugar del mundo particular como el estudioso, que observa con una lupa y un cristal particular la realidad. La relevancia de sus investigaciones radica en la seriedad científica que aplica a partir de sus planteamientos teóricos y metodológicos.

Es importante reconocer que los jóvenes universitarios poseen ideas maravillosas, y sus sueños se llegan a alcanzar y objetivar. La investigación y sus didácticas específicas (Sánchez-Puentes, 2010) permiten tomar decisiones para mejorar y perfeccionar. Hacer investigación sobre lo que depara el futuro permite estar preparados, listos, alertas ante la incertidumbre. Ya lo planteaba John Fitzgerald Kennedy: “el futuro no es un regalo sino una conquista”. Además de ser el lugar en el que pasaremos el resto de nuestra vida.

Hay nuevas preocupaciones sobre el futuro, por ejemplo, la contratación de empleos por internet, en donde el trabajador no tiene que estar físicamente en una oficina ni cubrir un horario, pasar por un reloj checador; pronto los estudiantes universitarios traerán pulseras para medir las emociones que provoca el discurso de un profesor. Ya se habla de la robotización de la sociedad, de la industria 4.0, del big data en todos sus aspectos, de la programación computacional. Debemos ver ese futuro, y dar cuenta ¿hacia dónde vamos y qué tipos de reformas debemos hacer en los currículos universitarios? Debemos pensar en las nuevas transformaciones sociales, económicas y tecnológicas que permean nuestra vida. Las redes sociales ya nos están invitando a incorporarnos en las nuevas dinámicas del futuro, en el mundo globalizado.

En una fuga hacia este futuro, que ya es para muchos un presente, es justo en lo que debemos pensar, reflexionar e investigar. Debemos preguntarnos ¿qué nos depara el futuro y a qué debemos estar preparados? Preguntémonos ¿qué trabajos se ganarán y perderán con la industria y con la tecnología?, ¿en qué áreas deben estar preparados nuestros egresados para esas nuevas formas de contratación?, ¿qué puestos ocuparán nuestros egresados?, ¿cuál es la visión que nos depara en este tercer mundo?, porque en el primer mundo ya lo han estudiado técnica y científicamente. Hagamos un diagnóstico, valoremos ¿cómo estamos, a dónde vamos y hacia dónde va el mundo?

Zigmunt Bauman (2011, 2013) manifestó la existencia de una incertidumbre. Planteó que nuestra era pertenece a un mundo efímero, donde surgen los dilemas de la modernidad, un mundo líquido, por lo que cada generación debería estar preparada para los próximos 30 años en los que la idea de mercado de trabajo cambiará. Por ello debemos moldearnos y prepararnos para las nuevas dinámicas de trabajo tecnologizado; donde el mundo de las inversiones será con el uso de la moneda electrónica denominada Bitcoin, en donde el mercado financiero permita a todos los individuos comprar, vender y comerciar con una gran variedad de monedas, de tal manera que las operaciones bancarias sean únicas y exclusivas en línea, y se obtengan los mejores beneficios de ganancia económica.

En este sentido, ¿cómo pensar en nuevas realidades tecnológicas inclusivas para todos?, si la mitad de la población en México no sabe leer ni escribir, no cuenta con acceso a Internet, carece de computadora y muchos todavía no tienen acceso a la educación, y la otra gran parte que sí tienen, viven en comunidades con escuelas en condiciones precarias; muestra de ello son las primarias rurales e indígenas, las telesecundarias y los telebachilleratos, donde también se estudia en condiciones precarias (Casillas, 2015). Entonces, las miradas de la investigación deben acercarnos a las múltiples realidades, sobre todo, centradas en lo que deseamos como un futuro, como un México, como una nación, en el que nosotros estamos inmersos y debemos preocuparnos por mejorar.

Hoy, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) apoya todo proyecto de investigación en los variados programas de posgrado (especialidad, maestría y doctorado) que se encuentren desarrollando los jóvenes universitarios, siempre y cuando estén sustentados en la realidad y contengan marcos teóricos y métodos viables y factibles.

Conclusiones

Sumarse a la aventura de la investigación es contribuir a la transformación de la sociedad. En este sentido, es necesario pensar en temas emergentes y de vanguardia, sobre todo, situados en la realidad del siglo XXI. Particularmente, en el tema de violencia de género en la universidad, se ha desprendido abordar el objeto de estudio del cyberbullying, que es la violencia generada actualmente en las redes sociales, y cómo impacta este fenómeno en estudiantes de secundaria, preparatoria, universidad y posgrado; en donde la detonación de la violencia no depende de un nivel educativo, sino de los actores que la integran. Los niños, adolescentes y jóvenes que se forman para ser futuros profesionistas también llegan a ser víctimas, victimarios u observadores de la violencia en sus diversos tipos y manifestaciones. Con el cyberbullying, solo basta dar un clic a un dispositivo móvil, una computadora con conexión a Internet, bajo las plataformas como Facebook, WhatsApp, Twitter, Instagram, etc., para enviar un contenido viral, dañino y destructivo, que, en cuestión de segundos, puede calificarse de irreparable.

Así, la aventura de investigar es una tarea que se aprende en la universidad, en la que hay que reconocer el trabajo y el acompañamiento de muchos profesores, académicos e investigadores, quienes, siendo nuestros colegas y amigos, nos guían al descubrimiento. El maestro y el discípulo/alumno caminan juntos, van de la mano y cultivan su intelecto; unen sus vínculos de colaboración. Los temas que se abordan, muchas veces suelen trascender en el mundo de la ciencia. No se trata de una moda ni de un movimiento intelectual, es un camino que lleva a la construcción de saberes teóricos y prácticos durante un tiempo prolongado; implica una forma de vida que nos prepara para el futuro.

Referencias

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Autor

*Universidad Veracruzana, México;jeysira@hotmail.com